domingo, 1 de agosto de 2010

LA FOTOGRAFÍA, EL MUNDO BAJO OTRO LENTE



Hemos visto en el hombre, desde hace miles de años una gran necesidad de plasmar en imágenes lo que ve a su alrededor. Desde la época de las cavernas, aún con utensilios rudimentarios logró dejar una huella visual de lo que veía y creía digno de recordarse. En este afán por encontrar la manera más fidedigna y aproximada de capturar visualmente lo que lo rodeaba, el hombre emprendió un viaje de miles de años en el que perfeccionó cada día mas su forma de interpretar la realidad, encontrando en la pintura la disciplina que más se acerco a la forma de plasmar, casi a la perfección, lo que el ojo veía, aunque fuera una visión dictada por sus creencias religiosas o culturales que no le permitían ver más allá o un ojo libre de prejuicios y deseoso de encontrarse con una obra de arte digna de reemplazar a la naturaleza misma debido a su acertada proximidad con la realidad.
El hombre siempre ha tratado de incorporar los avances tecnológicos en sus actividades diarias. Desde la antigüedad ha estado al acecho de nuevas técnicas que le ayuden a alcanzar sus metas, En el caso de los pintores, arquitectos e intelectuales del renacimiento, he incluso desde mucho antes, encontraron en la cámara oscura un avance tecnológico que les permitió solucionar la mayoría de los problemas de perspectiva en sus obras. Los paisajistas vieron en la cámara oscura la manera de recrear la naturaleza de la manera más acertada hasta ahora conocida.
Casi siempre, ante todo cambio o propuesta que incite cierto avance en las técnicas de ejecución de cualquier arte o ciencia que involucre el uso de mecanismos o artilugios para liberar o más bien reemplazar al hombre en ciertos trabajos, el ser humano ha encontrado opositores y el uso de la cámara oscura en la pintura no estuvo exento de ellos. Algunos reclamaban que reducía la visión del artista a una imitación de una naturaleza sin vida e inanimada, o que el genio de un pintor estaba en la recreación de lo que estaba a su alrededor visto a través de sus ojos de una manera que no fuera simple imitación, que el arte trascendía el mero hecho de reproducir.
Tenían razón, pero también la tenían los que estaban a favor de acoger lo que podía ayudar al artista en su búsqueda de perfección en la imagen, y era necesaria esta cruzada de la imagen, que se encontró con una “solución” contundente que fue la aparición de la fotografía hacia la década de 1840 en Francia y un poco más tarde en Inglaterra, ésta nueva forma de ver el mundo sorprendió a la mayoría de artistas en plena búsqueda de esa verdad visual tan anhelada y que causó gran revuelo en la sociedad europea del siglo XIX debido a la majestuosidad de dicho invento y que tardó un poco en convertir a escépticos no necesariamente en creyentes pero sí en exploradores de nuevos horizontes
paralelos o contrarios a esta manera de plasmar lo real ya que vieron que era mucho más fácil crear alternativas como fueron los distintos movimientos artísticos posteriores a la aparición de la fotografía.
Vemos que aunque es seguro que más de uno desistió de su búsqueda de apropiarse visualmente del mundo con la aparición de la fotografía, fueron muchísimos más los que se encontraron con una fuente inacabable de posibilidades de exploración con la imagen. Médicos, científicos, arquitectos y muchos otros adoptaron la fotografía con la certeza de que sus caminos se habían encontrado para nunca mas separarse y convivir en comunión y en un mutualismo perpetuo. Los artistas desarrollaron un hambre y una aguda capacidad de alejarse de lo que la fotografía le estaba mostrando al mundo y pareciera que lo hacían con desprecio. El impresionismo, el puntillismo, el cubismo entre tantos movimientos parecen reírse al mismo tiempo que admirar tal descubrimiento y lógicamente, el mundo se benefició maravillosamente del efecto dominó que produjo la fotografía en el hombre.
La fotografía ciertamente cambió la manera de ver al mundo, cambió al hombre y al mundo. Es increíble cómo el ser capaces de capturar una parte de lo que vemos hizo tanto por el desarrollo de ciencias y humanidades. La fotografía desde su desarrollo hasta nuestros días no ha hecho otra cosa que volverse cada día más propia del hombre, tanto así que la respetada e influyente escritora y directora de cine estadounidense Susan Sontag ha dicho en su breve suma sobre la fotografía que la fotografía no es la mirada misma, es una manera de mirar y también que es sin duda alguna la manera ineludiblemente “moderna” de mirar. La fotografía al mostrar detalles de nuestras vidas se parece a nuestras vidas mismas y le da importancia a los acontecimientos de pequeña o gran magnitud de la cotidianidad al hacer visual y constante éstos mismos, es así que como medio de comunicación es ya la fotografía algo indispensable, basta con ponernos a pensar si una noticia tendría la misma credibilidad para nosotros como espectadores si no tuviera una imagen, en este caso, la imagen dice y vale por mil palabras y es parte fundamental de nuestra manera de comunicarnos.
La cámara nos brinda una versión fragmentada de la realidad, no está completa, no es todo lo que vemos en la cámara la realidad que nos rodea, pero nos hemos acostumbrado tanto a pensar así que llegamos a creer que lo que no está en la imagen no existe, que mas allá de los bordes de la fotos no existe nada, que el contorno de nuestras vidas está dicho por lo que nos hemos acostumbrado a mirar en las imágenes.
Esto se debe en gran parte a lo común que se ha convertido en nosotros el tomar y ver fotografías, imágenes que suelen ser tomadas con el fin de ser inolvidables, recordadas e inmortales, fotografías que han intentado dejar huella y constancia de lo que somos y por tanto, de lo que fuimos, imágenes de lo que consideramos es digno de preservar o de ser visto por todo el mundo pero que en la actualidad ha perdido gran parte de estas finalidades al sumergirse en la cotidianeidad. Actualmente debemos esforzarnos mucho más para que una fotografía nos produzca realmente una emoción con excepción quizás de la fotografía artística que para sorprendernos tiende ya a inclinarse por lo banal y mundano, en la belleza de lo ordinario porque estamos invadidos de imágenes por tantos
flancos como medios de comunicación, publicidad o artes gráficas que ya no sabemos qué hacer con tanta información. Es así que debemos detenernos a pensar qué es lo que queremos hacer con toda esta cantidad de imágenes, qué es lo que queremos dejar que nos cuenten y si en realidad hay algo mucho mas allá de lo que nos dicen.

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